"Silencio... Que llega el Cristo", estas palabras son las más repetidas a lo largo del pequeño recorrido de esta procesión del Jueves Santo en la noche. Es una procesión primitiva, fue la primera que se realizó con nazarenos en Fortuna; fueron los nazarenos del santísimo Cristo del Perdón los que pisaron por primera vez las calles de Fortuna en la noche del Jueves Santo del año de 1953.

Conocemos por la historia, los libros y por voces vivas que siguen recordando aquellos momentos, que, ante la puerta del salón parroquial (junto a la iglesia) se generó una gran expectación cuándo a las 11 de la noche, tras los oficios eclesiásticos, salieron uno a uno, en dos filas paralelas, los primeros nazarenos de la historia de Fortuna, con el rosa cardenalicio tan llamativo de sus túnicas y con sus capas de color dorado.

Esta procesión es, sin lugar a dudas, la más emotiva; ni una sola voz se oye durante todo su itinerario, ni tampoco queda encendida una sola luz al paso de la cruz de guía de la cofradía. En el más riguroso silencio y en la más absoluta penumbra se realiza representación de la Crucifixión de Cristo.

Esta procesión representa la última cena y muerte de Cristo, al filo de la media noche, cuando la primera vara del paso del Santísimo Cristo del Perdón asoma por la puerta de la Iglesia Parroquial ante la atenta mirada del pueblo de Fortuna, se hace la oscuridad, el pueblo, sin ninguna luz encendida en sus calles, se prepara para ser iluminado, únicamente, por los achotes de la cofradía y las luces (del siglo XIX, 1800) del paso del Cristo.

Son muchas las personas que aceptan, y creen, el perdón que Cristo les ofrece esa noche, y es por ello por lo que portan en sus manos, durante todo el itinerario, velas o incluso algún que otro rosario con el que dirigen  sus rezos al Cristo del Perdón.

Se puede considerar esta talla (Olot, 1940), como la más venerada de la Semana Santa de Fortuna, la devoción que existe en este pueblo por la imagen, que en la década de 1940 donaron al pueblo los propietarios del Balneario de Leana, se comprueba cada Jueves Santo en la procesión del Silencio.

La Cofradía del Cristo del Perdón, es la única de la Semana Santa de Fortuna que sólo permite a los varones vestir la túnica. Hace algunos años, en una reunión de la Cofradía, se intentó cambiar este apartado de los estatutos, siendo rechazada la modificación, por lo que hoy en día, las mujeres siguen teniendo vetada la posibilidad de ser hermanas del Cristo del Perdón.

Otra curiosidad de la procesión es que, dada la seriedad, el rigor y el respeto hacia la muerte de Cristo que se tiene el Jueves Santo en la procesión del Silencio no se permite el reparto de caramelos durante el itinerario, algo que sí se hace en todas las demás procesiones.

La Cofradía del Cristo del Perdón fue la primera en salir a las calles de Fortuna, fue en el año 1953. Hasta ese momento, los pasos de la Semana Santa de Fortuna se decoraban con flores de plástico o de tela, sería el paso del Cristo, con motivo de la fundación de la cofradía de nazarenos, el pionero en llevar flores naturales.

Aquel año, las flores fueron donadas por el Alcalde de Fortuna de la época, por ello la cofradía acordó otorgar el título de Presidente Honorífico de la Cofradía del Cristo del Perdón al cargo de Alcalde, por tanto, desde ese año y hasta la actualidad, el Alcalde de Fortuna es el presidente de honor del Cristo y por tanto, el que ocupa la presidencia de la Procesión del Silencio. Igualmente, el Ayuntamiento conservó la iniciativa de 1953, y en la actualidad sigue siendo el encargado del exorno floral del paso del Cristo para la Semana Santa.

El momento cumbre de la procesión se da al final de la misma, cuando los nazarenos, en dos filas paralelas ante la puerta de la Iglesia esperan la llegada del paso, que da un giro de 180 grados en completo silencio y queda mirando al pueblo que le pide el perdón de los pecados. Tras unos segundos, el paso entra, también en silencio, a la Iglesia de la Purísima sobre la una de la madrugada.

Las saetas de la noche del Jueves Santo son las únicas que rompen el silencio del pueblo, por motivos que desconocemos, los ‘saeteros’ llevan varios años sin cantar saetas al Cristo del Perdón. La más tradicional, en la Calle San Bartolomé, por parte de nuestro vecino Pepe ‘de la Aragonesa’.