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ESPACIO PROTEGIDO DEL AJAUQUE Y RAMBLA SALADA

El Paisaje Protegido del Humedal de Ajauque y Rambla Salada tiene una extensión de 1.632 hectáreas que pertenecen a los municipios de Fortuna, Abanilla, Santomera y Molina de Segura. En el año 1998 fue aprobado inicialmente el Plan de Ordenación de Recursos Naturales y posteriormente, en el año 2000, fue declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) por la importante colonia nidificante de cigüeñuela.

Este humedal nace en los Baños de Fortuna donde se le conoce como Rambla de las Contiendas. Cuatro kilómetros aguas abajo confluye con la rambla que drena los llanos del Contiendo y la pequeña cuenca del Sanel, y unos 800 metros más abajo con la rambla del Baño que procede del humedal de Derramadores y de la Cañada de Miraflores. Este complejo humedal asociado a ramblas constituye el sistema de cabecera de Ajauque. Aguas abajo del Trasvase, la rambla de Ajauque contacta con la zona de descarga del humedal de Ajauque y, finalmente, confluye con Rambla Salada en el estrecho que da paso a las colas del Embalse de Santomera.

APUNTES

 

Nombre: Espacio Protegido del Ajauque y Rambla Salada

Situación: Carretera Fortuna-Murcia, Los Periquitos.

 

 

Bajo unas condiciones de sequía extrema, con gran irregularidad interanual en las precipitaciones y ocasionales lluvias torrenciales, el Humedal de Ajauque-Rambla Salada se asienta sobre materiales sedimentarias blandos que favorecen la presencia de fenómenos de erosión muy peculiares en algunos casos, con paisajes geomorfológicos de gran valor natural como los “pipings” (paisaje acarcavado en margas con galerías y característicos desplomes). Por otro lado, destacan formaciones geológicas de gran interés como son los afloramientos volcánicos de Fortunitas en los Cabecicos Negros de Fortuna, cuyo interés de conservación se remonta al año 1917 (Catálogo de la Ley de Parques Nacionales de 1916). También destaca el yacimiento geotérmico, que da origen a las aguas termales en los Baños de Fortuna.

Este Paisaje Protegido es considerado un tipo de humedal asociado a ramblas, que presentan una compleja red de drenaje con tramos de aguas permanentes y temporales y una gran variedad de la salinidad del agua. La elevada presencia de sales en las aguas es debida a la naturaleza del sustrato, a las condiciones de aridez del clima y a la acción humana por la expansión de regadíos y el empleo de aguas de riego con cierta salinidad.

La fauna presente en este espacio natural es muy rica y variada. El embalse de Santomera y zonas encharcadas de Rambla Salada y Ajauque acogen poblaciones de aves acuáticas, que como el ánade real y la garza real permanecen todo el año; otros son nidificantes habituales como el chorlitejo patinegro y la cigüeñuela; otras especies aparecen los meses de otoño e invierno, procedentes de zonas más frías, como el zampullín cuellinegro, pato cuchara, etc. En este tipo de hábitats hay anfibios como la rana común y peces como la gambusia y la carpa. En el carrizal, nidifican pequeñas aves como los carriceros común y tordal, mientras que en el invierno son utilizados por escribano palustre, mosquitero común y pechiazul. Durante todo el año es frecuente la presencia de ruiseñor bastardo, verdecillo, etc. El Humedal de Ajauque es utilizado como dormidero por la garcilla bueyera, con concentraciones invernales que pueden superar las mil aves. También es utilizado en invierno por cientos de estorninos y grajillas. En los saladares nidifican aves esteparias como la cogujada común, alcaraván, curruca tomillera y aguilucho cenizo. Durante el invierno es habitual observar la tarabilla común, buitrón, petirrojo, etc. En este tipo de hábitat destaca la presencia del sapo corredor dentro del grupo de los anfibios, la lagartija colirroja entre los reptiles, y la liebre, musaraña y comadreja entre los mamíferos. Los pinares albergan aves como el carbonero común, mito y rapaces como el águila culebrera; finalmente, en los taludes que se forman en las ramblas, nidifican especias con hábitos trogloditas como la carraca, abejaruco, etc.

El paisaje se caracteriza por la presencia de agua salina que fluye por cauces con tramos de aguas permanentes y temporales. En los tramos de aguas permanentes, las condiciones de salinidad limitan en gran medida la presencia de vegetación acuática sumergida, representada por diversas algas y la plata superior Ruppia maritima. Enraizadas en el agua pero emergiendo (plantas helófitas), destacan por su abundancia y densidad los carrizales; su distribución se asocia a zonas de descarga de aguas dulces subterráneas.

Conforme las fluctuaciones de las aguas son mayores, las comunidades vegetales se entremezclan, siendo frecuente que junto a los carrizales aparezcan juntos; en zonas encharcables y salinas aparecen diferentes especies de saladar, como el almarjo y sosa alacranera, que junto a los tarajes constituyen la vegetación más característica de los humedales asociados a ramblas. En zonas más altas y alejadas de la lámina de agua se destaca la presencia de otras especies halófilas, propias de suelos salinos, como Anabasis hispanica y siemprevivas. Finalmente, en taludes y cultivos abandonados aparecen otras especias albardín, Atriplex, sosa, bolaga, etc.

El Paisaje Protegido cuenta además con comunidades muy singulares por la presencia de yesos (especies gipsícolas), matorrales termófilos e incluso la presencia de elementos en el paisaje de gran valor cultural como es la palmera datilera.

La cuenca de Abanilla-Fortuna es la comarca de características ecológicas más áridas de la Región de Murcia. La actividad económica dominante y que más ha modelado el paisaje de esta comarca ha sido la agricultura. Los paisajes naturales en esta comarca se estructuraban de manera equilibrada entre los cultivos de secano arbóreos (olivos, higueras y almendros principalmente) y herbáceos (trigo, cebada, etc.); los escasos regadíos existentes se localizaban en estrechas vegas junto a surgencias y nacimientos próximos a las ramblas; mientras la vegetación natural estaba dominada por diversos tipos de matorrales adaptados a las condiciones de aridez. En la actualidad, estos paisajes se han visto modificados gracias a las aguas procedentes del trasvase y de la explotación del acuífero Ascoy-Sopalmo, con la expansión de nuevos regadíos a costa de las tierras de secano y de la vegetación natural.

Otras actividades económicas importantes son la ganadería extensiva, que aprovecha el pastoreo de matorrales y eriales durante prácticamente todo el año, y reserva para los meses estivales el pastoreo en los humedales y cauces de las ramblas. El Paisaje Protegido cuenta con huellas de actividades abandonadas, como es el caso de antiguas graveras, la cantera de fortunitas para la fabricación de adoquines en los Cabecicos Negros, y la sal para uso doméstico en las salinas de Rambla Salada.

En los alrededores del Paisaje Protegido se conservan restos arqueológicos importantes. Cabe destacar en los Baños de Fortuna: piscinas romanas del siglo I-III d.C., el Castillejo (poblado íbero situado en un pequeño cerro del siglo I-II a.C.), Cuevas Blancas, y con valor cultural y urbanístico el complejo de edificios de Los Baños.

El Paisaje Protegido cuenta con un Centro de Interpretación e Información a los visitantes en el antiguo Almacén de la Sal de las Salinas de Rambla Salada.

 

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