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LA TORRE VIEJA O CASTILLO DE LOS MOROS

DELIMITACIÓN DEL ENTORNO DE PROTECCIÓN
El Castillo de los Moros o también conocido como Torre Vieja, se emplaza en un erial sobre el flanco de un pequeño valle de la cuenca de Fortuna, en un paisaje alomado con elevaciones de pequeña entidad, formadas por materiales blandos de origen sedimentario donde se producen fenómenos erosivos muy complejos que dan lugar a relieves acarcavados (badlands). Toda el área circundante,  localizada cerca del camino viejo de Orihuela, se encuentra dedicada al cultivo de secano, con cereal y arbolado.

El castillo se encuentra a unos 500 m. al suroeste de la rambla de Cantalar, en un cerro cuyo acceso se efectúa por su vertiente meridional, en el límite occidental de un conjunto de pequeños cerros conocidos como Cabezos del Puerto.

Su emplazamiento, aunque en una elevación de pequeña altitud, que apenas se eleva unos 30 m. del terreno circundante, presenta una visibilidad amplia hacia el norte, con Fortuna y Los Baños, y el noroeste, controlando el curso de la Rambla de Cantalar hasta el Castillico de las Peñas, también de época islámica. Hacia el este y sur, la visibilidad se limita a las proximidades, debido a la cercanía de otros cerros de altura similar.

La cuenca más importante de la zona es la Rambla del Ajauque, a 2 km. al este, si bien la más próxima a la Torre Vieja es la rambla del Cantalar, en torno a la cual se articula un interesante poblamiento de época medieval islámica.

El Castillo de los Moros o Torre Vieja se corresponde con una fortificación de época medieval islámica (siglos XII y XIII). Se construyó adaptada a la cima de un cerro alargado que, aún de escasa altitud, le facilitaba la posible defensa.

Presenta un avanzado estado de abarrancamiento en su vertiente norte, factor que ha significado la desaparición del sector septentrional de la fortaleza.

Con los datos disponibles en la actualidad, se puede apuntar una planta alargada de 56 m., E-O, y un ancho máximo constatable de 5 m. hasta el talud del abarrancamiento. El castillo se defiende de este a oeste por una muralla que separa la ladera de la cima del cerro. En el interior aparece un torreón dispuesto a modo de plataforma en el extremo oriental del recinto, así como toda una serie de pequeñas estructuras en su mayoría mal conservadas. Tanto las técnicas constructivas como los materiales empleados son similares en todos los lienzos del castillo, los muros se levantan con un sólido tapial de encofrado relleno de hiladas de piedras rodadas de tamaño medio a pequeño unidas con argamasa.

Los muros tienen un ancho de 130 cm., detectándose en la base interior una caja de 30 cm. de ancho excavada en el terreno (margas compactadas) para el asiento de los lienzos.

A los pies del cerro del Castillo se constatan los restos de una alquería islámica. La amplia dispersión de los materiales y su alta densidad indican un poblamiento de entidad, y quizás su abandono haya que relacionarlo con la fundación de la población de Fortuna. Los restos arqueológicos de esta alquería se dispersan por el sur en un espacio protegido por cerros de poca altura, y por el sector oriental en una franja en torno al camino.

En cuanto a los materiales arqueológicos se dispersan por toda el área delimitada, si bien son más escasos en el interior del recinto fortificado. Los restos documentados son esencialmente cerámicos, en menor medida se encuentran molinos y fragmentos informes de hierro. Los materiales documentados en la superficie del yacimiento atestiguan una ocupación del asentamiento durante el siglo XIII; hay vasijas de almacenamiento (tinajas y jarras), alcadafes vidriados (jarritas y redomas), cerámica de cocina, formas abiertas vidriadas, así como cerámica con decoración esgrafiada. Se constatan también fragmentos cerámicos con decoración de cuerda seca, así como varios fragmentos de molinos. En definitiva una producción vascular de uso cotidiano de la comunidad humana que ocuparía la alquería.

El entorno delimitado integra la totalidad del relieve donde se asienta el castillo y el espacio ocupado por la alquería situada en la zona llana al sur de la fortaleza. Paralelo a los restos se define un área de protección que es la que define los límites del perímetro. De esta forma, la delimitación meridional y occidental se establece por la línea de cumbres que rodean por este sector al conjunto de los restos, a excepción del relieve situado más al sur, que se ajusta a límite catastral; desde la esquina noroeste continua en dirección este por la línea de base del relieve que alberga el monumento, coincidente con un camino de tierra que llega hasta la carretera que conduce a Fortuna, desde aquí continua en línea recta hacia el este hasta enlazar con otro camino de tierra, que sirve de límite a unas parcelas cultivadas, hasta su unión con la línea de cumbre del relieve más oriental del perímetro de protección.

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