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CUEVA NEGRA
En las paredes del abrigo más occidental donde nace un manantial, encontramos unos de los documentos más relevantes de la historia antigua de la Península Ibérica, una serie de inscripciones en verso pintadas en tonos rojos llamas Tituli Piciti, sólo identificadas y descifradas en parte, que hacen referencia a divinidades -Ninfas, Venus y Baco entre otros- y a sus visitantes. Las alusiones virgilianas de los versos, unido al refinado estilo literario empleado, denotan el elevado nivel de sus autores, peregrinos de este santuario dedicado a las ninfas. Las excavaciones realizadas en el abrigo no hallaron rastro alguno de ocupación romana relacionable con las pinturas rupestres, por el contrario, aparecieron abundantes restos de cerámica moderna/contemporánea e industria lítica en sílex.
El hallazgo de industria lítica en sílex en el registro estratigráfico indica una fase de ocupación prehistórica de lugar; la escasez de materiales, por un lado, y la ausencia de fósiles directores, por otro, impiden que podamos situar cronológica y culturalmente este nivel. La ausencia de un registro arqueológico de época romana en la cueva, hace que sea solamente la epigrafía y la paleografía los únicos medios válidos para fechar las pinturas, éstas se situarían entre mediados del siglo I y el siglo III d.C. La existencia de grafías íberas permite atribuir la utilización de la cueva, con fines religiosos, en una fase prerromana.
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